1º. Paternalismo digital: no podemos hacer con nuestro
dispositivo lo que queramos, y si conseguimos rootearlo podemos perder la
garantía y/o terminar con un ladrillo.
2º. Obsolescencia tecnológica salvaje: el dispositivo tiene la
versión de android que tiene, alguno te deja alguna actualización pero
dejan de funcionar cosas. Si quieres nueva versión a comprar otro
dispositivo.
Lo único que necesita un sistema basado en unix es estar actualizado para ser seguro y android, en la práctica, no se puede actualizar.
3º. El modelo de market y su falsa sensación de seguridad, te
venden que si te lo descargas todo por el cauce oficial y pagas estás
seguro pero no es cierto, el lobo está cuidando de las gallinas.
4º. Dependencia tecnológica: quedas atado a un sistema y a una
forma de hacer las cosas porque te hacen dependiente de ciertas
aplicaciones que hacen lo mismo que otras que han existido toda la vida,
ya sabéis de cual hablo.
5º. Tener que validarte, dando tus datos y usar la nube para todo, tus muebles en casa ajena.
Pero lo pero es que las otras dos alternativas hegemónicas de sistemas para móviles no es que no tengan también estos defectos, además tienen otros... y la industria y su marketing se encargan que los sistemas que respetan al consumidor no lleguen muy lejos.
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